Se ubica en Holanda y genera un acceso único para los visitantes de una antigua fortaleza del siglo 17. El “Puente de Moisés” divide literalmente las aguas que rodean la fortaleza, lo que permite a los peatones pasar. El proyecto se construye con tecnologías sostenibles a través de la madera Accoya.
Desde lejos, el Puente de Moisés es invisible a los ojos. El flujo alrededor de la fosa parece continuo, ya que el nivel del agua esta paralelo al del foso que lo cruza, lo que refleja el follaje circundante. Cuando los visitantes se acercan a la fortaleza, el puente se visualiza como una ruptura que divide el curso de agua, creando un fenómeno visual único.