El pabellón -cuyo nombre podría ser Nuevo Pabellón Español o Spain Centre- mantendrá su ubicación actual a la orilla del río Huangpu. Es más, se convertirá en uno de los polos de atracción turística del nuevo ensanche de la megalópolis. El Gobierno quiere poner en marcha aquí el motor económico de la cultura, clave para el crecimiento de la ciudad, y la oferta del nuevo centro español está en concordancia con ese plan: albergará eventos musicales y literarios, y contará con exposiciones permanentes que servirán de puente entre los dos países.
“Lógicamente, el centro contará con apoyo institucional, ya que será un lugar idóneo para llevar a cabo actividades relacionadas con España. Pero esa ayuda, que en China es muy importante, se reducirá a la promoción y al alquiler de las salas para actividades que ahora se realizan en otros lugares. Por ejemplo, podría servir para cursos que imparte el Instituto Cervantes, o para oficinas de la Cámara de Comercio”, enumera el cónsul.
El grupo empresarial espera perder dinero el primer año de operaciones, alcanzar el equilibrio entre gastos e ingresos en el segundo, y comenzar a generar beneficios a partir del tercer año. Todo gracias a un número de visitantes que podría alcanzar los 4.500 al día. El precio de la entrada todavía no se ha fijado, pero estará entre 80 y 100 yuanes (entre 10 y 12 euros). “Esperamos atraer a unos 1.000 visitantes al día el primer año, e ir incrementando esa cifra en unos 500 o 600 cada año”, apunta Pons. El contrato de alquiler vence el 31 de diciembre de 2018. “Si todo va según lo previsto en el plan de negocio, renovaremos”.