La casa se ubica en la sierra de Mazamitla, a 120 kilómetros de la ciudad de Guadalajara, dentro de un denso contexto boscoso y en un terreno con una pendiente muy pronunciada. Rocas, tierra, lluvia, pinos, niebla…la belleza del lugar y los elementos naturales presentes en el sitio son premisa e inspiración constante para el desarrollo del proyecto.
La casa surge de las mismas piedras encontradas en el sitio, que conforman los muros contenedores, primera premisa a la realización del proyecto. La intersección de dos volúmenes a distintas cotas genera un recorrido en la naturaleza, aprovechando la pendiente natural del terreno y enfatizando las vistas hacia el paisaje.