Cuando la precisión y una atenta preocupación por el entorno se adueñan de las obligaciones cotidianas el trabajo tiende a salir bien, aunque ese entorno, en el caso de un arquitecto, casi siempre implique modificar el medio natural y, por tanto, violar su esencia.
El binomio que componen Javier Maroto y Álvaro Soto funciona bajo esa máxima con trazos filosóficos, pues para ellos el tiempo y el espacio (el paisaje) suman como dos de los materiales más que, si no el en presupuesto, tiene su peso específico en cada proyecto.
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El binomio que componen Javier Maroto y Álvaro Soto funciona bajo esa máxima con trazos filosóficos, pues para ellos el tiempo y el espacio (el paisaje) suman como dos de los materiales más que, si no el en presupuesto, tiene su peso específico en cada proyecto.
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