La ciudad de São Paulo se caracteriza por la densa ocupación que niebla la percepción de su topografía original; son pocos los espacios desocupados, especialmente los que se definen y configuran a partir de su terreno original, debido a los fenómenos geográficos. Uno de los retos para los arquitectos en este siglo es la construcción de estos espacios vacíos, haciendose cargo de sus dimensiones para la convivencia en medio de nuestra ciudad. Este edificio forma parte del desafío
El edificio hace uso de la topografía típica de valle, existente entre la calle Simpatía - en el nivel más alto – y la calle Medeiros de Albuquerque – en el nivel más bajo – definiendo la ocupación en dos bloques: uno superior y aéreo que forma el espacio residencial y otro inferior y arraigado – para los servicios y estacionamientos. Entre estos dos bloques: un espacio, una losa libre a la que se accede a través de una pasarela que permite pasar sin obstáculos al otro lado del valle.
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