Situada en el centro de Dilbeek, en la región belga de Flandes, la Academia de Danza, Interpretación y Música del madrileño Carlos Arroyo surge como resultado del diálogo con los edificios circundantes, interpretando a través de su forma y volumen la transición entre las viviendas que la rodean, con cubiertas a dos aguas, y el Centro Cultural Westrand, para el que se convierte en un gran voladizo.
Con un sistema de percepción dinámica, la fachada refleja los edificios y los bosques de Wolfsputten dependiendo de la posición del observador.
No hay comentarios:
Publicar un comentario