La casa se imagina como un claro en el bosque,
limitado por dos perímetros: el interior, continuo y transparente, donde se sitúa la estructura; y el exterior, un poco más allá, formado por una pantalla de troncos de bambú. La vivienda se define así por un borde fluido que, en vez de presentar un límite físico, genera un espacio intermedio, un umbral donde interior y exterior se entremezclan permitiendo el contacto con la naturaleza.
Su perfil es el dibujo de una respiración, siempre variable y continua.
El interior es fluido y continuo, un losa de hormigón en el que los espacios para vivir parecen haber sido dibujados por una mano inocente, como un trazo de tiza en una pizarra. Las partes técnicas se han dispuesto a modo de mobiliario, como personas sentadas en el claro de un bosque. La losa descansa sobre pilares de acero laminado en el perímetro interior de vidrio. Los pilares se sitúan aproximadamente a un metro y medio de distancia entre sí, haciendo posible secciones mínimas de 6x10 centímetros. Los paños de vidrio ocupan los vanos entre pilares, empleando la estructura de acero como carpinterías de las ventanas. La línea de pilares sirve al mismo tiempo para materializar el paramento de vidrio y para diluir la presencia de la estructura, enfatizando la continuidad de la banda perimetral.
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