Las huellas del atentado cometido por Anders Breivik en Oslo en el 2011 siguen latentes en Noruega. Ahora es el arte el que puede sufrir las consecuencias de estos actos. Y es que cinco murales de Picasso podrían ser derruidos al estar situados en los edificios H e Y, aquellos que fueron gravemente dañados por la bomba de Breivik.
Estas obras fueron diseñadas por el artista específicamente para ser colocadas en dichas construcciones, por lo que la polémica sobre si se deben conservar o no está servida.
Los expertos a los que el gobierno ha consultado han decidido que lo más económico sería derruir los edificios, cortar los murales y colocarlos en otro sitio. Sin embargo esta situación no es tan sencilla. En primer lugar porque los derechos de las obras de Picasso pertenecen a su familia, por lo que estos deberían aprobar semejantes medidas. En unas declaraciones recogidas por AFP, Claudia Andrieu, una experta legal de la Administración Picasso ha manifestado que “el trabajo fue creado para ese edificio en concreto, no puedes derribarlos así, sin preguntar”.
La polémica ha llegado también a representantes de las artes noruegas, que se encuentran también debatiendo sobre qué medida debería ser tomada. El artista Dag Hol se ha manifestado públicamente a favor de que se destruyan los edificios, llegando a decir “tenemos una oportunidad de oro para deshacernos de esta brutal y fea arquitectura que se erigió en Oslo durante los últimos 80 años.
Sin embargo el jefe de la Oficina de Herencia Cultural se ha opuesto a estas medidas por la importancia arquitectónica, política e histórica de las construcciones, “no podemos demoler las mejores partes de una era cultural simplemente porque actualmente las encontremos feas”. Esta institución publicó en un informe que los edificios se encuentran a salvo a pesar de los daños, por lo que lo más adecuado sería acometer reformas en los mismos.
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