Ubicado a la orilla de un río y frente a la isla “Flor de Durazno”, el terreno tiene una vista única hacia las montañas de Tianmen. El restaurant no se planteó entonces como un edificio, sino un visor de este impresionante entorno.
El concepto fue crear una experiencia única al hacer aparecer el entorno natural a través de lo constuido por el hombre.
El espacio interior de 627 metros cuadrados contiene comedores, cocina y servicios. La planta baja está elevada para responder al cambio de niveles de agua, mientras que en el primer nivel, las vigas de acero forman la estructura formando ventanas en forma de tiras/lucernario que permiten el ingreso de luz natural y vistas interior – exterior, y viceversa.
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