El proyecto es consecuencia de un Concurso de Ideas y buscaba la integración en la ciudad de un espacio degradado, dotándolo de un carácter e imagen propios mediante la creación de un lenguaje específico para la nueva plaza. Antes de la intervención, la plaza de Indautxu era un espacio deprimido y evitado por los residentes. Se encontraba dividida en dos mitades por un vial rodado. Situada sobre un aparcamiento subterráneo y una galería comercial respondía precariamente a las infraestructuras del subsuelo, una de las labores a realizar en el proyecto de la nueva plaza era la actualización de dichas infraestructuras a las Normativas actuales.
Queríamos que la plaza presentara dos tipos de espacios: uno principal para el encuentro social, celebración de ferias, de bailes, de exposiciones… y otro entorno al primero, para el paseo, la lectura, un espacio tranquilo.
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