Este hotel se construye en una de las manzanas de la trama urbana ortogonal del tradicional barrio el Poblado en Medellín. La nueva construcción completa la manzana y la perfora, permitiendo el paso peatonal, creando un parque interno y nuevos espacios semipúblicos: pasaje, escaleras, patio, tribuna, mezanine, tarimas, terrazas y esquina cubierta. El edificio en sí mismo es una travesía urbana con varios accesos, rodeada de vegetación selvática y nativa, con una configuración permeable. Este edificio está pensado para que la vida cotidiana de la ciudad conviva con las actividades del hotel y sus usuarios. Se ha concebido como un centro de eventos diversos y un epicentro cultural que busca fomentar las industrias creativas locales a través del arte, eventos gastronómicos, ferias, conciertos, teatro, vida nocturna y diversos tipos de recreación. La vida del hotel y de la ciudad deben mezclarse y ser complementarias.
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