El H.R. Giger museo-bar puede gustarnos o no, lo que sí es indiscutible es que tiene un interior cuya imagen es simplemente impresionante y, sobre todo, rara. Una serie de arcos en forma de vértebras recorren el techo y los marcos de las ventanas, así como diversas esculturas de formas que remiten a esqueletos animales cubren sus paredes.
El interior de este entorno es como el escenario de una película de ciencia ficción, cuya atmósfera transporta a los usuarios dentro de una extraña y gigantesca criatura fosilizada. El mobiliario de este bar y el diseño del piso enfatizan esta imagen de fósil.
El bar está ubicado en el interior de un castillo construido hace 400 años en lo alto de una colina de la pintoresca ciudad de Gruyères, Suiza, con una estructura laberíntica y paredes de dos metros de espesor.
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