Surgió como una oportunidad de explotar este paisaje impresionante con la mínima intervención. En vez de un hotel convencional, con cuartos de huéspedes apilados en un edificio grande, el “Hotel de Paisaje” distribuye los espacios por todo el terreno como pequeñas casas individuales.
Cada casa tiene una o dos paredes construidas completamente de vidrio, así la relación con el paisaje en cada espacio se maximiza. Por la orientación cuidadosa, cada espacio consigue su propia vista exclusiva de un fragmento de este hermoso paisaje, que cambia con la estación, con el tiempo y lo largo del día. No existen miradas de un espacio sobre otro, sino que cada uno de ellos se abre a un paisaje privado, aun cuando las cortinas no existen.
El cristal se coloca contra unos finos marcos de madera, cerrados con perfiles estándar de acero, usados como bordes ya que el vidrio se desplaza hasta las esquinas para ampliar la superficie acristalada.
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