Bajo el lema "Arles in black" (Arlés en negro), el certamen apuesta por poner sobre la mesa de debate el papel que el blanco y negro juega en la actualidad, y se dice consciente de que su decisión de abordar "con un espíritu de descubrimiento" esa propuesta puede sorprender y resultar paradójico.
Dedicando "de manera radical" esta edición a esa forma estética, Arlés asegura que se van a poder contemplar "verdaderas perlas", pide que su elección no sea vista como un "paso atrás", y deja que sea el público el que juzgue, según concluye Jeanneney, "la vigencia" de la oferta.
Y con estos reclamos, entre otros, va a intentar superar los más de 75 mil visitantes que acudieron a la pasada edición, una cifra de la que los organizadores se congratulan, pero que esperan que no les haga "olvidar los desafíos que se abren (ante ellos) para consolidar un futuro incierto en la actualidad".
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