La relación de nuestras ciudades con el mundo natural es cada vez más tenue. Pero los arquitectos ya están incorporando todo lo que la ciencia y la tecnología ofrecen para cambiar esto.
Hay un problema. No solo las ciudades producen el 40% de las emisiones totales de carbono sino que también fueron hechas asumiendo que el clima era una constante.
Nuestros edificios están diseñados para la sequedad, por lo tanto se deterioran en presencia del agua.
La arquitectura moderna además está diseñada para ser habitada sólo por personas, no otras formas de vida: por su naturaleza, no promueve biodiversidad.
Por ello, necesitamos pensar en la arquitectura de una manera diferente. Necesitamos buscar nuevos modelos para construir edificios, así como mejores procesos industriales.
Diseñadores y arquitectos ya están considerando diseños urbanos másecológicos, especialmente en términos de los recursos que se utilizan, con nuevos materiales más fluidos que puedan responder a los cambios en la demanda.
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