Cuando pensamos en el
concreto, generalmente se nos viene a la cabeza el color gris. La mezcla
tradicional del hormigón, compuesta por cemento, grava, arena y agua, puede
presentar variaciones en sus elementos compositivos, pero siempre varía entre
el gris claro y el oscuro. Sin embargo, un recurso cada vez más utilizado es el
de agregar pigmentos a la mezcla, para alcanzar colores variados en la
apariencia final de la obra. Los colores amarillo, rojo y sus derivaciones
(marrones) se obtienen con la adición del óxido de hierro, mientras que el
óxido de cromo y de cobalto crean el efecto de color verde y azul,
respectivamente.
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