"El urbanismo es una actividad violenta".
La búsqueda de honestas soluciones para resolver problemas cotidianos en las ciudades era y es la obsesión de mucha gente a lo largo de la historia. Complejos grupos de expertos: antropólogos, sociólogos, arquitectos, ingenieros... o incluso algún político despistado se pelean por desarrollar mecanismos para facilitar la vida a los ciudadanos y por supuesto llevarse los méritos de tal fin.
Desgraciadamente la realidad arquitectónica universal de hoy es en un alto porcentaje, violenta. Supongo que no es más que la respuesta a aquella famosa Ley de Newton. Una 'reacción' negativa que es provocada por la 'acción' especuladora, y sin conciencia. Pero también como ocurre en muchos lugares de Latinoamerica, surgue debido a la pobreza.
Los denominados: asentamientos irregulares, barrios bravos, ciudades perdidas, tugurios, favelas o villas miseria, surgen esporádicamente por la necesidad de albergar a sus habitantes y son estos los que ejercen la auto-construcción, con picaresca. Sin derecho a lo más básico: agua, luz, a una calle pavimentada con acera...Son una maraña de callejuelas y casuchas que se expanden en los cerros, bajo puentes de carreteras o a la orilla de algún río. La delincuencia ataca con impunidad la vida de estos olvidados y el Estado raramente aparece con su visión represiva en operativos policiales.
En contraposicón a esto surgen los grandes desarrollos urbanos, condominios de lujo, ciudades amuralladas, barrios militarizados. Podemos encontrar desde viviendas de bajo coste hasta mansiones de lujo pero alineadas en el territorio. Mutaciones urbanas fruto de la inseguridad. Y así se generan segregaciones residenciales, sin opción a la improvisación y con problemas de interacción social y exclusión debido fundamentalmente a la reducción del espacio-tiempo de la propia ciudad. Urbicidios o genocidios urbanos, con total planificación, sin sensibilidad y bajo el amparo del Poder.