Empecé a trabajar en 1971, con 30 años. Pronto llegó la crisis del petróleo. No tuve encargos hasta cumplir los 45. Mis sueños se vieron destrozados. Pero fue durante esos años duros cuando yo decidí, pese a todo, dedicarme a la arquitectura. Y le diré, por experiencia, que quienes son capaces de sobreponerse a periodos adversos tienen posibilidades de llegar a alguna parte”
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