Miquel Adrià (Barcelona, 1956) se ha ganado el derecho a decir lo que opina, aunque rompa un poco los esquemas. “México DF no me parece una ciudad nada caótica”, dice con naturalidad en la sede de Arquine, la revista que dirige. Adrià llegó a la capital mexicana en 1994 y hoy es un crítico de referencia de América Latina en urbanismo y arquitectura.
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